sábado, 3 de octubre de 2009

Cosa e´ Mandinga verda de dio. MOTOR PLASMA, la cuarta materia.


El motor de plasma ideado hace más de tres décadas por Franklin Chang Díaz para realizar viajes espaciales de forma más rápida y barata ya no es un sueño: es una máquina que funciona a toda potencia.

El pasado miércoles 30 de setiembre, cuando la aguja del reloj en el laboratorio de Ad Astra Rocket en Houston, Texas, marcaba un minuto antes del medio día, el motor, ubicado en una gran cámara de vacío que simula las condiciones del espacio exterior, conquistó su última gran prueba en la Tierra: funcionar a 200 kilovatios, su máxima potencia.


La demostración en la Tierra de que el motor de plasma funciona y a toda potencia llega poco más de cuatro años después de que en julio del 2005 el costarricense abandonó la NASA para perseguir su sueño.

Consciente de que las limitaciones presupuestarias de la NASA no dotarían a su proyecto con los $100 millones necesarios para desarrollar la tecnología y construir el motor que volará en el espacio, Chang privatizó su laboratorio y se fue en busca de capital privado.

Fundó Ad Astra Rocket, abrió dos laboratorios –uno en Houston, Texas y otro en Liberia, Guanacaste– y junto a un equipo de talentosos científicos e ingenieros empezó a desarrollar la ciencia y la tecnología para cumplir sus sueños.

Tras demostrar que la teoría detrás de su invento funcionaba en un prototipo del motor de 100 kilovatios, en abril de este año empezó las pruebas finales con un prototipo de 200 kilovatios y con todos los componentes que tendrá el motor que volará en el espacio.

POTENTE Y COMPLEJO MOTOR

El motor de plasma (Vasimr) funciona de forma similar a la de un cohete químico tradicional, en el que, con ayuda de un combustible, se crea una explosión que viaja por la tubería del cohete y con ello produce la aceleración que hace que el vehículo se desplace. Sin embargo, en lugar de combustible, se acelera el plasma, el cuarto estado de la materia.

En la primera etapa del motor, que funciona a 30 kilovatios, se obtiene el plasma, al calentar gas argón con una antena de radiofrecuencia formando una sopa de iones a más de 50.000° C.En la segunda etapa, que trabaja a 170 kilovatios, con ayuda de otra antena se acelera el plasma para lograr la propulsión deseada del motor.No obstante, como el plasma es tan caliente, no existe un material capaz de contenerlo. En el diseño de Chang, un campo magnético se encarga de formar el recipiente para el plasma, pero debe ser un campo magnético muy potente que solo se logra usando magnetos superconductores que trabajan a la bajísima temperatura de -268° C. Así, en un espacio muy pequeño, deben convivir temperaturas extremas.